miércoles, diciembre 21, 2005

Acerca de "Todo un Palo"

Acerca de Todo un palo: Una letra por fín de las que me gustan más, de las que hablan de un contexto general, de un vuelo desde afuera hacia adentro. Acá no hay una historia personal, no hay lugares ni tiempos, no hay historias mínimas, acá no hay personajes sino personificaciones. Lo lindo de estas letras es que son las que más se prestan a una diversidad de interpretaciones y eso es bueno, porque en cada mente hay un sueño personal, una palabra necesaria, un angel para tu soledad.

A continuación mi propio ángel susurrándome posibles vuelos:

"El futuro llegó hace rato, todo un palo, ya lo ves" Y pienso en esa primera frase, el futuro llegó. ¿Cómo puede llegar el futuro y seguir siendo futuro? El futuro no puede acercarse a uno sin volverse presente.
El futuro es lejano e inasible y sin embargo está a un segundo de nosotros. Vale decir que el futuro en verdad está más cerca de lo que creemos, está ahí al alcance de la mano y no nos espera realmente .
Sin embargo nosotros sí esperamos al futuro, pensamos utópicamente en el, armamos diagramas mentales de lo que podrá ser, tenemos confianza y cautela en el mismo. Ilusionarse con algo es fantasear un futuro pero el futuro ya llegó dice la canción.
El filósofo francés Jean Baudrillard planteaba en los 80 -como una critica a la postmodernidad- que el futuro ya había llegado, que el fin del mundo no implicaba una explosión sino un grito silencioso de culturas, y que el mismo ya había pasado. El fin del mundo (el futuro de todos los futuros) ya había pasado y nadie se dió cuenta, tal vez porque como decía Lennon, "la vida es lo que pasa mientras uno se la pasa planeando el futuro". Entonces, decir que el futuro ya pasó es decir que aquel tiempo que esperabas con ilusión ya ocurrió y -obvio- no se presentó como uno lo planeaba Hoy vivimos en el futuro de ayer, el mundo de mierda de hoy es la utopía irrealizada que soñabamos ayer.
¿Qué pásó en el medio?
En el medio pasó lo que decía Lennon, nos la pasamos pensando el futuro. Pero el futuro no se piensa, el futuro se hace, se construye, hay que alimentar al reloj con hechos porque sino el reloj se devora a cada segundo una utopía.
En otras palabras, si "Vivir sólo cuesta vida", vivamos mierda! Hay que pelearla hasta el fín y el fín se encuentra más allá de nuestro futuro. Si la negrita se está muriendo, Negrita vamos y "bailá hasta el fín!". Y vivir no es transitar el tiempo sino hacer de el algo productivo, hacer de el un futuro que no llegue sólo y sea todo un palo, sino traerlo a nosotros.
Veamoslo un poco con tus ojos, te anima la canción para que descubras que tu futuro tambien ha llegado. Avivate o perdés el tren.

"Yo voy en trenes" pero "no tengo donde ir" y otra vez está esa imagen del desconcierto. Ir es dirigirse a algun lugar. El lugar al que aún no llegamos es también una utopía para nuestro cuerpo, puesto que no existe para nosotros sino hasta que llegamos a ese lugar y lo reconocemos. Pero este tipo no tiene a donde ir y eso de nuevo apunta a un desconcierto acerca del futuro.
Entonces ya no se trata acá de trabajar para hacer real una utopía, porque si no hay adonde ir tampoco hay utopía posible.
¿Y por qué el tipo irá en trenes?
El tren es un medio de comunicación barato y rápido. Las redes ferroviarias del mundo son el medio de transporte más usado por los obreros y empleados, por la clase trabajadora en términos marxistas. ¿Planteará la letra entonces que el futuro de progreso de las clases bajas se ha diluido en una pérdida de proyección, de utopías posibles?. No quiero llegar a tanto, pero la canción hace al respecto una proyección que se cumplió realmente durante la última década del siglo XX en nuestro país. La democracia no alcanzó, el gobierno de Alfonsín cayó en una crisis inflacionaria que desmoronó las bases utópicas de la clase obrera argentina, durante la década entrante el No future dejará de ser frase pivot del movimiento punk y se universalizará en las letras del rock nacional y el imaginario jóven. Aún hoy podemos sentir que la clásica fórmula del obrero que manda a sus hijos a estudiar lo que el no pudo, para darles un futuro mejor, ha fallado feo y se vino con todo un palo. Ir en trenes es transitar una ruta ya marcada y repetida, monótona, aburrida. Uno no elige su destino en el tren, uno sigue un recorrido prefijado del cual ni el mismo tren si pudiera podría safar porque está preso de las vías. El recorrido de una línea ferroviaria es una condena de la cual s'olo se safa bajando del tren. "Yo voy en trenes", dice el tipo (y dejando de lado el puterío de "no voy en avión" un piensa en esa imagen del tipo sentado en el vagón viendo pasar las estaciones sin saber cual es su destino pero conociendo de memoria el recorrido. El hombre está preso de un porvenir que otro (las v'ias en este caso) ha prefijado para el, no hay futuro sino el recorrido de un autómata que se desplaza sin tener adonde dirigirse. Va a la deriva, digamos y el clima es de desesperanza, sin mapas ni rutas, sin voluntad.
¿Sin voluntad, dije?
No, al tipo le late algo aunque no sea su corazón. Hay una ultima esperanza, siempre la hay, la monótona transigencia tambien te pone los huevos en la garganta. No es el corazón el que te late sino la sangre de los huevos bien repletos e hinchados, una ultima fibra salvaje que se resiste a la rendición.

Cómo no sentirme así, si ese perro sigue allí, y ese perro es un guardián, un carcelero, un patovica-milico-político-conserva-filósofo-represor que cuida el orden establecido, los guardianes del régimen al que fuimos condenados. Porque si viajás en trenes sin tener adonde ir y te querés bajar, alguien te va a subir de nuevo, es dificil escapar del mundo, bajarse. Si la democracia fue una vencedora, fue una vencedora vencida porque ella misma no puede escapar de la vigilancia de ese perro que sigue allí.

Todo esto, por supuesto, podría ser peor, mucho peor, y se supone que eso debe contentarnos: estamos con la mierda al cuello pero no estamos tapados y eso es un motivo para la sonrisa y el consuelo. Eso te dicen, que debés alegrarte, que debés conformarte porque todo podría ser peor. Pero no, los huevos en la garganta, la sangre en las venas te laten, viejo, y la mierda tiene mal olor en las rodillas como en las narices. Y eso no te arregla. No me arregla a m'i y no puede arreglarte a vos.

"Estás llamando a un gato con silbidos". Sepan que los gatos no responden a los silbidos, sí a los chistidos e incluso a los nombres que usualmente les ponemos. Pero no a los silbidos porque eso es cosa de perros y no quieren mezclar las cosas. Llamar a un gato con silbidos es estar pifiándola, es mear fuera del tarro. Aca se nos dice nuevamente que nuestra actitud está equivocada y se retoma a continuación las ideas del comienzo: el futuro llegó hace rato y el error más grande consiste en esperarlo (llamarlo con silbidos). Esperar que el futuro llegue es alejarlo, es perseguir un horizonte, es llamar a un gato con silbidos, es sentarse en el vag'on y dejar quie el tren -como nuestra vida- se deslice en el tiempo. Vivir -de nuevo- sólo cuesta vida, apenas eso. Y si no queres que el futuro vuelva a llegar como todo un palo, aprendé que ese futuro en verdad es presente esperando que lo construyas.

Buddy