Acerca de "Preso en mi ciudad":
Hace días que este tema me resuena en el marote y me hace acordar a las relaciones entre temas que refería un forista de internet nickelado Capitán Jack. Otro notable forista (Oestesrock) refería que este tema sería un La Bestia Pop II y estoy totalmente de acuerdo. Me es inevitable.
Ahora desde lo contextual le veo mucha ligazón con Vencedores Vencidos. Y me explico.
La década del ochenta plantea para el rock nacional una encrucijada. Han pasado 18 años desde su nacimiento oficial y llega la democracia. Se encuentra que gran parte de su identidad tiene que ver con la oposición al régimen militar, la defensa de las libertades individuales, lo contracultural, etc. La llegada de la democracia reaviva esos contenidos por una primavera -vuelven viejos cantantes “de protesta” a sonar en recitales públicos pero ahora con el trasfondo de una fiesta- que dura lo que un pedo en un canasto. Porque ya no hay dictadura a la que oponerse y eso plantea una redefinición de los contenidos del rock siempre quejoso, contando el otro lado de la milanesa, siempre “todo llanto”, un embole de aburrimiento este rock nuestro, je!. De qué hablará el rock de los ochenta?
Todavía hay quien piensa que en los ochenta el rock nacional perdió mucho por esto. El estado por otra parte organiza recitales lo cual oficializa el rock, lo institucionaliza y con eso vamos muertos, macanudo el estado...bueh. Surgen entonces las llamadas bandas de la fiesta de la democracia, bandas de rock que cantan lo festivo (Viudas, Twist, etc.), que pintan las nuevas modas o que flirtean con el pop (Soda, Virus, etc.). La invasión al mercado de la industria japonesa de equipos de audio (la primera ola de buena calidad que combate a los alemanes y Yankys) inunda de cassettes el mercado e impone el resurgimiento del poder de las FM que de una vez por todas laburan la pauta de calidad sonora en el aire y un nuevo formato radial, y el desarrollo de las nuevas tecnologías en comunicaciones invaden de videoclips las pantallas. La imagen se vuelve fundamental, la forma ante el fondo, el marketing ante lo alternativo, los nuevos teclados suenan más que las guitarras y el Pop (divertido, despolitizado) con toda su potencia arrasa las ventas apenas pasada la euforia democrática.
“...Una vez le hice el amor a una drácula con tacones: era un "pop" violento que guió el gran estilo siniestro...“ el encuentro con el Pop plantea esa relación amor odio donde uno ama aquello que le hace mal, aquello que no es lo que parece, que me chupa la sangre, combustible ideal del corazón de los militantes. El Pop da placer, hace el amor, pero no jodamos, el Pop no coge. Mientras, el rock se queda un tanto, ligado aún a los viejos contenidos está preso en su ciudad, es un vencedor de la libertad vencido por los intereses del mercado, un vencedor vencido que debe restructurarse. Es el rock el que “ahora ya no llora preso en mi ciudad”, el rock como todo llanto se ha quedado sin lágrimas y sin motivo de llanto en tiempos de festividades democráticas, atrapado en libertad. Practicar tiro al pichón es jugar a matar, pero no es matar, gastar pólvora en chimangos dirán los viejos, nuestro target se movió, cambió. Si antes el rock tenía un enemigo claro, ahora en los ochenta está encerrado en un polígono de tiro dándole a un blanco dibujado en un cartón. Necesita un nuevo enemigo para salir a combatir nuevamente, para sentirse vivo. Junto al pop -ese mi delicioso campeón- sólo puede jugar a matar –porque eso hace el pop- y seguir las pautas del marketing que lo eleva en los rankings, dicho de otro modo: “...un test para ir al espacio...”.
Durante los años anteriores, el rock como expresión de lo marginal en tiempos de milicos “fue un esclavo sensible y chillón”, refugio de la juventud librepensante, militante, combativa y fácil para el gatillo. Ahora se encontró con la caricia de la democracia y el Pop, un beso bien hechor, un disfrute, el placer buscado.
La cita de los ojos rojo vivo en el rock bien podría hacer pensar en ojos que han llorado, pero junto al Pop ochentoso refiere al uso de las nuevas drogas, temática bien ochentosa que viene a recorrer los contenidos y climas de las nuevas letras del rock desde Twist, Soda, Charly, Fito, Virus, Sumo etc. (para más escuchar temas como Salsa, El primero te lo regalan, Polvos de una relación, El ojo blindado, Heroine, etc. O alusiones como Sobredosis de TV, Cuervos, etc,)
Decía arriba acerca de las relaciones entre letras de los redondos, como le gusta encontrar al tal Capitán Jack, porque si este tema plantea la encrucijada en la que se encuentra el rock nacional a principios de los ochenta, "Vamos las Bandas" plantea el consejo de la banda veterana hacia las bandas de peinados nuevos, y entonces "Vencedores Vencidos" plantea los nuevos contenidos que finalmente encuentra el rock como contralor de esa supuesta democracia entre otros.
Buddy